En diciembre de 1537, los franciscanos establecieron las primeras instituciones educativas en Tlaxcala para alfabetizar a la población nativa, marcando un hito en la historia educativa de México.
La llegada de los franciscanos a México en 1523, liderados por figuras como Fray Pedro de Gante y Fray Martín de Valencia, tuvo como objetivo principal la evangelización de los indígenas. Sin embargo, también se dedicaron a la educación, creando las primeras escuelas para enseñar a leer, escribir y los principios básicos del cristianismo.
La creación de estas escuelas fue un paso crucial para la integración cultural y la preservación de conocimientos indígenas. Los franciscanos no solo enseñaron el español y la religión, sino que también aprendieron las lenguas indígenas y promovieron la enseñanza de la medicina y las ciencias locales. Esta integración cultural permitió una mejor comprensión y respeto mutuo entre los colonizadores y los indígenas.
Comparado con otras regiones de América Latina, la labor educativa de los franciscanos en Tlaxcala fue particularmente notable debido a su enfoque en la integración cultural. En otras áreas, la educación de los indígenas a menudo se centraba únicamente en la religión y la conversión. En Tlaxcala, sin embargo, se buscó un equilibrio entre la enseñanza religiosa y la preservación de las tradiciones indígenas.
Las primeras escuelas para niños indígenas en Tlaxcala establecidas por los franciscanos en diciembre de 1537 representan un esfuerzo significativo para integrar y educar a la población nativa. Este enfoque no solo ayudó a preservar las tradiciones indígenas, sino que también facilitó la comunicación y el entendimiento entre las dos culturas.
Además de las escuelas, los franciscanos también establecieron hospitales y misiones en Tlaxcala, creando un entorno donde la educación y la atención médica estaban disponibles para los indígenas. Estos esfuerzos contribuyeron a la creación de una comunidad más cohesionada y educada.